Las primeras fiebres son un bautismo de oro para los mapadres primerizos que estrenan termómetros de última generación. Muchos de nosotros, más allá del traumático recuerdo de una infancia a puros paños fríos y duchas congeladas, desconocemos cómo accionar ante unas líneas de fiebre que nos sorprenden a mitad de unas vacaciones o una tarde cualquiera.
Lo cierto es que la fiebre, lejos de ser un temido enemigo contra el que luchar, es el modo natural en que nuestro organismo se protege de las infecciones. El calor disminuye la reproducción de los microorganismos invasores y así, a nuestro sistema inmunológico le resulta más sencillo combatirlos.
La Dra. Florencia Cores Ponte @rcpediatrica_rcp, pediatra, neonatóloga e instructora de RCP de la Sociedad Argentina de Pediatría, nos cuenta por qué puede producirse la fiebre, cómo actuar y qué no hacer cuando un chico tiene fiebre:
¿Cuáles pueden ser las causas de la fiebre?
Una infección, que suele ser leve, es la causa más común. También puede ser generada por una enfermedad moderada o grave, como por ejemplo otitis, infección urinaria, neumonía, meningitis, etc. A veces se presentan inicialmente sólo con fiebre, por lo que la consulta al pediatra es muy importante para poder diagnosticarla y tratarla con las medidas adecuadas.
La fiebre es una parte importante de las defensas del cuerpo contra la infección. La mayoría de las bacterias y virus que causan las infecciones en las personas prosperan mejor a 37°C. Muchos bebés y niños presentan fiebre alta con enfermedades virales menores. Aunque la fiebre sea para nosotros un signo de que se podría estar presentando una batalla en el cuerpo, dicha fiebre está luchando a favor del niño y no en su contra.
¿Qué se considera fiebre?
Hablamos de febrícula cuando la temperatura corporal supera los 37,5°C y fiebre a partir de los 37,8 – 38° C.
¿Notaste que, en ocasiones, la fiebre aumenta cuando cae el sol? La temperatura corporal tiene ritmo circadiano (es decir, relacionada con el ciclo de 24 horas). Es menor en las primeras horas de la mañana y tiende a aumentar aproximadamente un grado por la tarde o al anochecer.
¿Cuándo consultar con urgencia?
- Si el niño tiene menos de 3 meses de vida.
- Si llora en forma inconsolable.
- Si está muy dormido y/o cuesta despertarlo.
- Si tiene dificultad para respirar o se encuentra agitado.
- Si luce muy enfermo y no se lo ve bien.
- Si tiene alguna condición que disminuye sus defensas.
- Si tiene manchas o puntos rojos en la piel que no desaparecen al hacer presión sobre ellos.
- Una consideración especial en épocas de Covid 19: debemos consultar de inmediato ante todo episodio de fiebre para descartar la infección por este virus.
¿Cómo actuar ante la fiebre de nuestros hijos/as? El rol del adulto
- Lo importante es averiguar por qué tiene fiebre, qué la está provocando, antes que bajar la fiebre a toda costa.
- Consultar al pediatra, sobre todo en bebés y niños/as pequeños. No hay que limitarse a bajar la fiebre pretendiendo “ganarle al termómetro”.
- No administrar medicamentos antifebriles rutinariamente con el único objetivo de bajar la temperatura en niños que lucen bien, no están molestos ni fastidiosos. El objetivo principal de administrar un antitérmico es brindar confort.
- Los baños fríos o progresivamente fríos no se recomiendan para bajar la fiebre y causan un efecto contrario al que buscamos, generan incomodidad.
- No alternar o combinar medicamentos diferentes sin consultar con el pediatra: esta conducta puede ser peligrosa porque se podrían potenciar los efectos tóxicos de los mismos.
- Tratar de no usar medicamentos antifebriles o hacerlo con sumo cuidado en menores de 6 meses.
Lo adecuado es darle confort al niño, ponerle ropa cómoda, administrar un antitérmico en casos de estar indicado, colocar paños frescos en la frente, mimarlo para que se encuentre contenido, confiado y seguro, hasta que la consulta con su médico oriente los pasos a seguir.
¿Qué medicamento se ha de utilizar para bajar la fiebre?
Para disminuir la fiebre y aliviar el malestar en los niños se utilizan habitualmente el paracetamol y el ibuprofeno. Ambos se pueden dar en gotas o en jarabe,
Es importante recalcar que en los niños NO utilizamos ácido acetilsalicílico (aspirina).
Consideraciones:
- Si el niño no se siente mal, no ganamos nada tratando la fiebre.
- Los antitérmicos pueden disminuir la temperatura entre 1 y 1,5 grados (ºC).
- El objetivo no es alcanzar la temperatura corporal normal, sino darles confiort.
- El ibuprofeno se puede utilizar a partir de los seis meses de vida.
- No dar paracetamol a un niño menor de 3 meses sin que lo haya revisado el médico.
- No es recomendable utilizar antitérmicos para prevenir una posible reacción ante las vacunas.
- El paracetamol se puede administrar cada 4 o 6 horas, y el ibuprofeno cada 6 u 8 horas. Consultar siempre las dosis adecuadas según el peso del niño. Evitemos accidentes: es imprescindible mantenerlos fuera del alcance de los niños, ya que la ingesta de una dosis elevada produce toxicidad.
¿Qué sabemos de las convulsiones febriles?
Durante muchos años, las familias y algunos médicos consideraban que la fiebre en los niños era peligrosa. Algunos de los peligros y temores asociados a la fiebre eran las convulsiones, la meningitis, el daño neurológico e incluso la muerte.
La ciencia ha demostrado que la fiebre por sí misma no es peligrosa. Hoy sabemos que forma parte de nuestras defensas frente a las infecciones.
En menos del 4% de los niños sanos se pueden presentar convulsiones febriles. No tienen relación con el nivel de temperatura y el tratamiento de la fiebre no las previene. Ni la fiebre ni las convulsiones febriles dañan el cerebro, tampoco provocan epilepsia ni generan secuelas. Luego de una convulsión febril, el niño seguirá siendo el mismo de siempre.
Cuando un niño presentó convulsiones febriles recibirá de su pediatra las indicaciones específicas para el manejo de la fiebre. Por regla general responden a todos los lineamientos comentados previamente pero cada paciente es un ser individual y es importante definir el manejo con su pediatra de cabecera.
La fiebre no es más que un síntoma y el tratamiento definitivo de la fiebre es siempre el tratamiento de la enfermedad que la causa.